Que la llamada izquierda esté repleta de vividores del BOE es una de nuestras tragedias. En realidad no nos entienden, ni siquiera se imaginan nuestras preocupaciones diarias.
Por
ejemplo, no saben lo que significa competir. Y si lo saben hace mucho
que lo olvidaron. No saben lo que es ir a buscar trabajo y competir por
un puesto con otros muchos obreros. Y es que la cosa se complica
bastante, porque no todos los obreros están en las mismas condiciones.
No es lo mismo competir con obreros asturianos que con obreros polacos,
los segundos se venden mucho más barato.
Hace
poco un famoso explotador del metal afirmaba en la prensa que se veía
obligado a buscar obreros fuera por falta de mano de obra asturiana.
Mienten sin vergüenza ninguna. Se traen lo más barato obligando a los
nativos a trabajar por un cuenco de arroz, si es que quieren trabajar.
Quien
entienda esto entenderá el crecimiento de los partidos fascistas en
Europa. No se trata solo de un engaño, no es que se aprovechen de la
crisis económica, cuando un fascista dice que los franceses van primero
está señalando un problema real que afecta a la clase obrera francesa y
que la llamada izquierda no entiende ni puede entender porque sus
intereses están en otro lado. Es esa izquierda que celebra congresos
sobre el comunismo a los que no asiste invitado ni un solo obrero.
Pero
en realidad los fascistas no están diciendo nada descabellado en este
caso. Si en Cuba hay un puesto de trabajo lo cubre primero un cubano. Si
en Corea del Norte hay un puesto de trabajo lo cubre primero un
coreano. Y sin en la desaparecida Unión Soviética había un puesto de
trabajo lo cubría primero un soviético. Cualquier socialista entiende
que si hay desempleados nativos los trabajadores extranjeros no pintan
nada cubriendo esos puestos. Y si los socialistas no lo entienden, yo,
que sí soy un obrero, lo entiendo perfectamente, y lo entiendo porque lo
sufro en mis carnes. Detesto la competencia, pero el capitalismo nos
obliga a ello, y el plato tiene que ponerse sobre la mesa todos los
días.
La
solidaridad siempre se ofreció de otro modo, nunca obligando a los
obreros a despellejarse entre sí. La solidaridad se ofrece en formación,
financiación, propaganda, etc. Cuba forma médicos, pero no para que
trabajen en Cuba sino para que regresen a sus países. Cuba ayuda a los
haitianos, pero no llevándolos a Cuba sino brindando atención médica,
educación. Construir el socialismo en tu estado y promoverlo en los
demás, no hay mejor ayuda que esa. El socialismo, que es justamente la solución a este basurero, resulta que ni siquiera se le nombra.
En
este, como en tantos otros aspectos, es la propia izquierda la que,
absolutamente muerta como está, favorece el acercamiento de la clase
obrera a la reacción. El problema no es el supuesto racismo de las
masas, el problema es el capitalismo que nos arrastra a un repugnante
todos contra todos del que algunos están bien a salvo o del que incluso
se benefician. Como esas mujeres emancipadas de la pequeña burguesía que
ya no limpian, al menos mientras puedan pagar sirvientas ilegales por
tres euros la hora, claro, a esas no les hace falta limpiar. Pero mi
madre tiene que comer, y competir con esas peruanas de tres euros la
hora, y además limpiar su casa al terminar la jornada.
Fuente:
http://elcaminodehierro.blogspot.co.at/2013/10/notas-sobre-la-inmigracion.html